En un mundo donde todos quieren “ser disruptivos”, olvidarse del brief suena tentador. Pero en tBE sabemos que la creatividad necesita dirección. En este artículo te contamos cómo diseñar marcas audaces sin perder el norte, y por qué un buen brief puede ser el mejor acto de rebeldía estratégica.
La industria creativa está plagada de clichés sobre la “inspiración espontánea”. Y claro, a todos nos gusta la idea del diseñador-genio que crea sin restricciones. Pero cuando una marca apuesta su reputación en cada pixel, improvisar no es un lujo, es una ruleta rusa. El verdadero reto es diseñar sin perder la brújula, y esa brújula se llama Brief (sí, con B mayúscula de Branding).
En tBE hemos convertido el brief en nuestra arma secreta. Creamos procesos de discovery donde el cliente no solo llena formatos: lo llevamos a cuestionarse, a escarbar en su ADN de marca y a descubrir lo que verdaderamente quiere (y necesita) decirle al mundo. Aquí el brief no es un documento aburrido, es el mapa del tesoro donde encontramos la pepita de oro que hará brillar la identidad.
Gracias a un brief bien planteado, evitamos diseños que se ven bonitos, pero no significan nada. Creamos marcas que se sienten auténticas, relevantes y estratégicamente irreverentes. Porque improvisar está bien… siempre y cuando hayas hecho la tarea antes.