Bad Bunny en el Super Bowl: branding sin fronteras y el show más visto del planeta
November 3, 2025

¿Quieres entender el poder del branding? No lo busques en un pitch de agencia. Míralo en el escenario del Super Bowl el 8 de febrero de 2026. Ahí, frente a más de 100 millones de personas, se va a parar un conejo—Bad Bunny—cantando en español. Sí, en español.

En un país donde los políticos levantan muros (reales y mentales), la NFL levanta un escenario para un artista que decidió no girar en EE. UU. porque temía que ICE cazara a su público. Eso no es casualidad, eso es un statement. Eso es branding.

El branding también se trata de reforzar la identidad  

Cuando Bad Bunny dice que será su única fecha en EE. UU., está escribiendo un manifiesto sin tinta: “no me van a domesticar, yo voy a ustedes en mis términos”. Ese gesto convierte al halftime show en mucho más que entretenimiento. Se vuelve un terreno de disputa cultural.

El branding poderoso hace esto: no te pide permiso, te incomoda un poco, te hace hablar. Y si además suena a reguetón, trap, bolero o lo que se le ocurra al conejo, mejor.

¿Qué significa para las marcas?

Que el futuro ya no es neutral. En un mundo polarizado, no tomar postura es también tomar postura. La NFL lo entendió: si quieren conectar con nuevas generaciones, no basta con el touchdown, necesitan un touchpoint emocional.

Bad Bunny no va a “representar a los latinos”. Va a representarse a sí mismo, y justo ahí radica su fuerza. Porque cuando alguien auténtico pisa un escenario global, millones sienten que la autenticidad también les pertenece.

El show más visto será también el más incómodo (para algunos)

Va a incomodar a quienes creen que el español no debería estar en el prime time americano. Va a incomodar a quienes piensan que la cultura latina solo cabe en comerciales de cerveza con clichés de sombreros y tacos.

Y ese es el punto. La incomodidad es parte del branding. Nadie recuerda a las marcas que juegan seguro, pero todos hablan de las que se atreven a prender fuego en un campo lleno de gasolina.

El conejo como case study

Bad Bunny no solo canta. Reescribe las reglas. Se atreve a ser contradictorio, vulnerable, ruidoso. Eso lo convierte en la campaña viva más poderosa de los últimos años.

Cuando un artista que nunca pidió entrar al club más exclusivo de EE. UU. se sube al escenario más vigilado del planeta, está demostrando que las audiencias ya no quieren perfección: quieren verdad.

Y nosotros, desde tBE, lo celebramos

Porque el branding que funciona no se mide solo en shares o views, se mide en conversaciones. Y este show ya empezó la suya, meses antes del kickoff.

El 8 de febrero veremos a Bad Bunny. Y vamos a ver un gran cambio en la historia, sobre cómo se redefine el branding cultural, político y emocional en un show de 15 minutos. Spoiler: no se necesitará traductor para sentirlo.